Su construcción
surgió de la costumbre del Siglo XVI, de edificar sin cesar iglesias, capillas
y santuarios dedicados a la Virgen María en la América Española, cuando por la
Contrarreforma la devoción Mariana se convirtió en el distintivo de los
católicos frente a los protestantes. La primera versión fue el oratorio
levantado hacia 1553. En 1584 se dio al culto de la iglesia original. La
capilla arquitectónicamente forma parte integral del Claustro en su concepción
original, pues fue construida con la fundación del Colegio Mayor en el Siglo
XVII, en honor a Nuestra Señora del Rosario y fue inaugurada el 18 de diciembre
de 1653.
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La Fachada: “El arco de ingreso
se abre sobre un paramento liso enchapado en 1953 y está encuadrado por
columnas con capiteles corintios. El frontón, terminado en 1654, es de vuelta redonda
y presenta cinco figuras en barro cocido y estucado: la Virgen del Rosario con
el Niño en medio de Santo Domingo y Santa Catalina de Siena, y a los lados
Santo Tomás de Aquino y Fray Cristóbal de Torres, arrodillado. La Archivolta,
con el Ave María en latín, data de 1883, y las dos figuras laterales en piedra
son de San Pío V. y San Buenaventura, obra del Maestro Acuña en 1958. La puerta
es la original, con claveteado renacentista en bronce y una formidable
cerradura del siglo XVII.”
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El coro: “Conserva su
estructura original, pues desde la renovación volvió a quedar igual que en su
fundación.”
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La nave: “Es de bóveda y
testero plano y sus muros colosales construidos en mampostería tiene cerca de
dos metros de espesor. El artesanado actual es obra del Maestro Acuña en 1953.”
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El altar: “Este nuevo altar,
diseñado por el arquitecto Germán Téllez, es un sobrio monolito de piedra
abuzardada, construido en 1971 para la celebración de la liturgia frente al
pueblo. Ostenta como única decoración el Escudo Rosarista de Calatrava, según
dibujo del Maestro Luis Acevedo.”
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El retablo: “Este retablo fue
diseñado por el Maestro Acuña inspirado en el barroco colonial y consta de dos
cuerpos, un pedestal y tres calles. Lo corona el escudo sostenido por ángeles y
en el cuerpo superior presenta un antiguo Cristo quiteño del siglo XVIII que
hace un armónico conjunto con las pinturas de la Dolorosa y el Apóstol San
Juan, obras de Acuña. En el centro se encuentra la imagen de La Bordadita en un
hermoso Marco Florentino. Bajo el cuadro se encuentra el escudo arzobispal de
Fray Cristóbal de Torres y en las hornacinas de las calles laterales se
aprecian las imágenes de Santo Tomás y San Buenaventura. En la calle central
está incrustado el Tabernáculo.
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La sacristía: “Fue reconstruida en 1785 por el
Rector Alarcón y Castro después de un terremoto y fue nuevamente renovada en
1972.”
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